sábado, 28 de junio de 2003

LAS FUERZAS ARMADAS EN UNA SOCIEDAD DEMOCRÁTICA

Mario Iván Carratu Molina

Para un militar de carrera, con los principios familiares e institucionales sólidos y consolidados profesionalmente, lo que actualmente ocurre en Venezuela debe ser una inmanejable pesadilla, no sólo por observar como se destruye la institución militar y con ello su capacidad de defensa, lo es también, presenciar y ser actor al mismo tiempo, del abuso de poder de un gobernante que los utiliza como cancerberos de la sociedad a la cual, están obligados a defender. Los mitos acumulados y fortalecidos desde la gesta libertaria, habían contribuido a desarrollar una institución orgullosa del reconocimiento de los venezolanos y ser fieles a los principios y valores de libertad; este gobierno entre otros males, ha logrado invertir esa ecuación haciendo añicos el balance institucional y su cohesión.

Desde 1999 los Generales y Almirantes que ocuparon cargos en el Alto Mando militar, no lograron anticiparse a lo que hoy nos ocurre como nación; vendieron o negociaron la institución y todo lo que en ella había sido construido, cambiaron esas virtudes por cargos, ascensos, prebendas, y hasta se dice, que por uno que otro millonsejo. Entre los indicadores que definen una sana y conveniente relación Sociedad y Fuerzas Armadas tenemos: La naturaleza de la sociedad libre, la naturaleza del poder militar y, la rica y transparente relación civil-militar, como todos hemos comprobado, los altos mandos militares se han encargado de echar en la basura estas necesarias condiciones de madurez y profesionalismo militar.

La sociedad busca vanamente entre los escombros institucionales las libertades públicas y personales que les permitan liberarse de la arbitrariedad, el abuso y la diaria ofensa de un funcionario que brutalmente la destruye desde su propio seno. Se dibuja una falacia de logros sociales, que reviven cual pesado lastre los argumentos del cruento cuartelazo de 1992, cuando trato de justificar su intento de asaltar el poder con argumentos que hoy siendo gobernante, lo sumergen en un tremedal de ineficiencia, corrupción e improductividad. Una de las principales exigencias que una sociedad libre impone a sus Fuerzas Armadas y a su gobernante, es entender, lo complejo y dañino que es para el sistema y régimen de libertades corromper su asepsia política, ello las desnaturaliza, quiebra su necesario equilibrio institucional y acaba con las capacidades de autodefensa del estado.

En este precario estado están las Fuerzas Armadas de Venezuela y la sociedad bajo las órdenes de un dictador, que efecto la capacidad de esa misma sociedad libre de contar con la institución militar como punto de apoyo para luchar por su libertad. Los venezolanos debemos con nuestro esfuerzo colectivo, buscar la respuesta a dos preguntas:
¿Cómo retomar el control de la institución militar en función de nuestra defensa y de nuestra libertad? ¿Cómo reconvertir el pensamiento de los líderes civiles y militares para que de una vez por todas entienda que las Fuerzas Armadas existen para salvaguardar los intereses de la sociedad y de nuestra nación?.

Sin cumplir estas dos consideraciones básicas, Venezuela vivirá por siempre sometida a los caprichos populistas que se apoyan en la institución militar, para amedrentarnos y dominarnos con un falaz apoyo popular, que no busca horizontes en la educación para el trabajo, sino que por el contrario, se le alimenta con migajas y promesas.


Mario Iván Carratú Molina*
Vicealmirante (r)

VIERNES 28 de junio del 2003